ERIK SCHMIDT- GALERÍA SOLEDAD LORENZO


Cuadros tridimensionales por los pegotes de pintura que salpican la superficie. Un extremismo cromático que visto desde cerca golpea la retina del espectador.
Desde la distancia adecuada, los colores forman luces, sombras y matices, con una técnica deudora del fauvismo y el impresionismo. Una vez enfocado el lienzo, uno concluye que lo que se esconde tras las gruesas pinceladas de azules, rojos y verdes son escenas de caza, algunas pobladas y otras deshabitadas, pero todas ellas estáticas (en contraposición con el dinamismo del trazo). Invernales, otoñales y veraniegas, todas encierran un aire de suspense irresoluto.
Damos un descanso al iris con la proyección del vídeo “Hunting Grounds”. Un cortometraje que describe una historia, pero sin diálogo alguno. Comienza con una cena de postín, servida para elegantes y repeinados personajes, imbuidos en conversaciones que no escuchamos. Tan solo algunos detalles (el tintineo de unos pendientes, una risa) son audibles, los demás queda oculto bajo una música de jazz. Asistimos a algo parecido a un anuncio comercial de un producto de lujo, a una representación hueca de contenido, sospechamos que intencionadamente.
El relato avanza y nos encontramos con uno de los personajes de la cena perdido en un bosque en el que se va a realizar una batida. Uno de los cazadores le encuentra (otro de los comensales del banquete) pero en ese momento una inoportuna confesión provoca una persecución entre ambos. El juego confuso, la metáfora del cazador cazado, la contraposición de la imagen de la pelea entre los dos personajes y los perros que alcanzan la presa, la acción cinegética descontextualizada son los platos del menú del festín, que se retoma al final del vídeo. El plato principal, como no, es la carne de la caza.
Tras el centrifugado aplicado al elitista mundo representado, uno vuelve a visitar los cuadros con otra mirada. Entendemos entonces la verdadera intención de Eric Schmidt: una mutación perversa y profunda de las convenciones sociales. Sin embargo tanta descontextualización provoca en la mente del espectador un aire de suspense irresoluto.

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