El arquitecto guerrillero


En medio de la noche aparecen unos siniestros personajes en un parque sevillano. Encabezados por un tipo armado con una escalera, constituyen una especia de guerrilla urbana (mejor dicho, urbanística). En muy poco tiempo, tal y cómo estaba planeado, montan una especie de enorme crisálida en un árbol. ¿Qué es? Una solución habitable temporal unifamiliar. El tipo de la escalera, el cabecilla de la legión es, aunque no os lo creáis, un arquitecto.
Santiago Cirugeda (Sevilla, 1971) lleva muchos años subvirtiendo el orden innatural de lo establecido. Consciente como somos todos de la extendida corrupción urbanística imperante, la más que significativa pasividad de los políticos y la inacción de la mayoría de los afectados, ha tomado una decisión. Pensar en su oficio no como una oportunidad de hacerse rico y responder una duda ¿Para quién es la arquitectura? Respuesta; para jóvenes y no tan jóvenes que no pueden permitirse pagar un piso. Esto, que aunque parezca mentira es ya una proeza, es sólo el prólogo de su historia. Cirugeda pasó a la acción.
De pequeño le gustaba jugar en los columpios. Como en su Sevilla natal prácticamente no existían, se dedicó a recoger basura para transformarla en algo útil. Quizás fuese ese el germen de su rebeldía; yo me inclino a pensar que fue el golpe que se dio en la cabeza con el libro de Thoreau Desobediencia Civil.
Su forma de trabajar no es la de un arquitecto al uso -y al abuso-. En primer lugar, recorta los gastos de una construcción; materiales de deshecho, reciclados, basura. Mano de obra; voluntarios y en otros casos, el mismo inquilino es el constructor de su casa. El suelo (sin duda, lo más caro); aprovechamiento de vacíos legales y físicos (solares, descampados, azoteas) para el levantamiento de viviendas de carácter temporal.
Para saltarse las prohibiciones reglamentarias ha tenido que aprender de leyes tanto como de arquitectura. A pesar de las múltiples denuncias, hasta ahora no ha perdido ni un caso. Repudiado por casi todos sus colegas (¿se podrán reciclar arquitectos?), admirado por parte del circuito artístico por la originalidad y la calidad de sus propuestas, y desde luego, amado por los beneficiarios, este Quijote de la escuadra y el cartabón es todo un especulador. Especula con la utopía, con que haya personas que sigan sus pasos, con llamar la atención de los de arriba (los que tienen lo de abajo; el suelo), con cambiar la fisonomía de las ciudades y de la mente de los ciudadanos.
Un arquitecto comprometido (añádanse exclamaciones al gusto) que ya ha realizado un montón de proyectos; ha creado mobiliario urbano, columpios y zonas recreativas para niños con barreras de obras, y bancos hechos con pivotes. Casas que puede autoconstruir una sola persona en azoteas. Ha destruido carreteras inutilizadas recuperando terrenos naturales. También ha convertido en habitables contenedores industriales, transformado vallas en aparcabicicletas e incluso convocado botellones de agua. Todas sus peripecias quedan registradas en su sitio web recetasurbanas.net, donde el Doctor Cirugeda ofrece tratamientos a domicilio para que cualquiera pueda curarse de la epidemia hipotecaria.
Su radical propuesta tiene acérrimos seguidores que le encargan proyectos oficiales. Uno de ellos es el llamado Prótesis Institucional, la ampliación del Espai D'art Contemporani De Castelló (EACC). Unos anexos que parecen brotar el antiguo edificio, que, utilizando un lenguaje arquitectónico desapacible con materiales de deshecho (módulos de hormigonado), pretende invocar un debate sobre el espacio museístico y su responsabilidad urbanística.
A pesar de los encargos, no abandona la guerrilla y de hecho, su intención es la de formar un buen ejército. Imparte talleres donde enseña a construir viviendas montables tipo Ikea, a aprovechar resquicios legales para cambiar unas leyes que favorecen la especulación y sobre todo, a cambiar la perspectiva de los futuros arquitectos.
La vergüenza del gremio.

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