ARTISTAS DE LA HELSINKI SCHOOL, AINO KANNISTO, RIITTA PÄIVÄLÄINEN.

Gracias a la ola de frío las imágenes de Aino Kannisto (1973) y Riitta Päiväläinen (1969) están como en casa. Un resplandor, un halo, algo conecta todas las fotografías de forma intangible. Una poética que tienen en común los artistas de los países nórdicos. Un retrato que huyendo de lugares comunes identifica la soledad, el aislamiento y el suspense, todo ello a muy bajas temperaturas.

Conocer el origen de estas dos fotógrafas nos ayuda a identificar ese “halo” que las conecta: la Helsinki School. El capataz de esa siderurgia es Timothy Persons, también artista y comisario, que consciente de la particularidad de sus alumnos se encarga de promocionar los paisajes helados, las miradas habitadas y los bosques oscuros de su ejército de camarógrafos por museos y galerías de Europa. La originalidad y la calidad de su producto justifican su empresa. En la galería Cámara Oscura podemos visitar a dos de sus mejores soldados.

Dentro de las similitudes, Aino y Riitta son absolutamente divergentes en sus propuestas. Las instantáneas de Riitta Päiväläinen son lo más destacable de la exposición; escenificaciones (preparadas) al aire libre de ropa que adquiere en mercadillos de segunda mano. Un kimono reposando en un bosque (¿su propietaria anda desnuda entre los árboles?), un bosque “habitado” por diez troncos vestidos, o un traje negro volando sobre un campo de trigo. Fotogramas (ya que existe una narración) de trajes resucitados (en su anterior vida estaban rellenos de personas) que adquieren vida propia como fantasmas en la naturaleza.

En cambio en los relatos (porque también hay una historia detrás de sus fotografías) de Aino Kannisto el protagonista es humano, y está vivo. También tenemos la certeza de que sufre, que está en una encrucijada. Son personas solitarias, encerradas en interiores, y que necesitan una respuesta. Una tranquilidad que contrasta con la tormenta interior que traslucen sus miradas. Esa persona es en realidad Kannisto, que en un juego de engaños no pretende hacer autorretratos, sino retratos de personas diferentes: ella cambia de peinado, de actitud y de personalidad. Son situaciones y personas distintas a las que las unen la desesperación o el abandono.

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