FREDERIC AMAT



Un espíritu violento, travieso, vengativo invade el escenario de un teatro. Un fantasma de la ópera furioso y cabrón que retorna a la memoria para enfrentarse a la muerte. Sogas. Tras el telón algo concentra la atención de esa presencia.
Las sogas que hace que los decorados y las cortinas del teatro se muevan. Sogas que sube y bajan con fiereza, sogas negras que funcionan como vísceras de un organismo oscuro.
Tras el telón también hay focos, escaleras, decorados. Todo ello turbado por este director que se volvió loco, este actor que no puede zafarse de su último papel, este apuntador que se niega a seguir el guión. Enfadados regresan al escenario donde se representaron cien batallas y mil asesinatos. Fingidos o no, poco importa.
Abandonamos ese teatro camuflado para trasladarnos a la antigua cárcel de Carabanchel. Ahora no es uno, sino muchos los duendes juguetones que todo lo desordenan; sillas, mesas, escobas, etc…Un caos proveniente de unas almas sin sosiego, que no encuentran la paz ni siquiera una vez abandonaron las celdas. En otra dirección, las siluetas de unas cabezas aztecas reposan sobre estanterías: son las víctimas que miraron en una viaje a México a los ojos al que ahora nos perturba.
Lo que nosotros vemos, es decir, la huella que deja este demonio es esmalte y acrílico sobre linolium, un vídeo y fotografías. La Galería Álvaro Alcázar es un almacén de la obras de un persecutor o de un perseguido. A la salida del tinglado un corto vídeo nos lo presenta de la única manera posible. Una sombra, un perfil en negro, en este caso un actor en el momento del maquillaje. Se embadurna el rostro y lo deja marcado en la pantalla. Es la firma del autor. Ese espectro maldito nació en Barcelona en 1952, es un artista de esos que hacen mil cosas y se llama Frederic Amat. Llevaba varios años desaparecido (ya sabemos qué hacía) y en su vuelta nos descubre sus últimas creaciones; estrechamente ligadas a su profesión como escenógrafo y a su carácter viajero. Una obra cercana al arte conceptual de mediados de siglo, a lo documental y a lo mágico.

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